26.4.07

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"Mamá, tengo miedo, hay unos malditos ladrones en mi departamento, acompáñame, vamos a comprar unas armas".

Mamá conducía a toda velocidad por la avenida costera en dirección a mi departamento, habían entrado unos sujetos que buscaban una importante información en mi ordenador, los pude ver desde la calle, no se como mierda habían entrado, eran 4, como era tarde solo notaba siluetas, una sentada frente al notebook, los otros tres permanecían de pie unos metros más alla, supongo que con los ojos clavados en la calle vigilando de que no me apareciera por esos lados.

_Mamá, acercate despacio mientras trato de darle a uno_ le dije mientras cargaba el M16 con vista a larga distancia.
_no me voy a acercar más, ¿quieres que te maten? ¿no ves que están armados?_ respondió sin apartar sus ojos de los prismáticos apuntando hacia el balcón de mi departamento.
_aprovecha ahora que no se han dado cuenta de que estamos aquí_ le dije bajando lentamente uno de los vidrios traseros del Corsa plus rojo.
_no lo voy a hacer cabro porfiaoh_ me dijo dejando los prismáticos en el asiento del copiloto y volteando para mirarme de forma desafiante.

El vidrió llegó hasta abajo y tomé, sin despegar mis ojos del balcón, el rifle y miré a ambos lados de la avenida y lo saqué lentamente. Mi madre permanecía inmovil, contenía la respiración, con las manos sobre el volante y sin pestañar con los ojos clavados sobre los sujetos, momento de gran tensión, yo sabía que tenía dos posibilidades, darle a uno en la cabeza, que los demás despertaran y comenzaran a disparar en contra del Corsa o no darle a ninguno, despertar su atención y tener a cuatro armas conmigo de blanco y no tres como sería lo "menos malo".
Contuve la respiración y saqué de la manera más rápida el rifle y busqué la cabeza de la silueta que aun permanecía sentada frente a mi notebook, puse mi dedo en el gatillo, esperé unos largos tres segundos y disparé. La detonación me produjo una extraña sensación indescriptible, nisiquiera me detuve a mirar si le había dado, solo comencé a escuchar, aproximadamente 5 a 10 segundos despues que una lluvia de detonaciones tenía como dirección nuestro coche que ahora corría a 170 por la desierta, a esa hora, avenida costera, mi madre gritaba cosas que yo no podía entender, me había salido de mi mismo.

Minutos más tarde volví en si de mi ataque de pánico, mi madre gritaba aun cosas inentendibles, detuvo el auto y me dijo que le entregara un M16 de los que estaban junto a mi en el asiento de atrás, aun eramos blanco de una fuerte arremetida.

_Sal del auto_ gritó mientras tomaba el arma entre sus manos y salía por el lado del copiloto. La seguí, mi cuerpo no respondía del todo así que mis movimientos eran medios atolondrados, inútiles para el evento que estabamos representando _le diste a uno_ me dijo mientras cargaba su M16 y se disponía a disparar, tomó aire profundamente y con gran velocidad dirigió el rifle hacia un punto que yo no podía ver y volvió a agacharse _creo que le di, no estoy segura_ guardó silencio unos segundos y nuevamente se levantó y mandó un disparo hacia otra dirección, se agachó nuevamente, me miró_ oye, ¿que pasa si despiertas y me ayudas?_.

[colección Onírica]
[008]

24.4.07

Cosas de niños

Llegué precisamente a las 5:20 al café que frecuentaba cada día luego de pasar por el banco y revisar que todo estuviera en orden, tengo que reconocer que soy muy desconfiado. Como era costumbre tomaba asiento en las mesas ordenadas afuera y llegaba la chica que tomaba las ordenes, ella era la que todos los dias me atendía y por tal motivo nuestra comunicación había dejado de ser asimétrica, se llamaba Angela y me tuteaba pero siempre guardando una especie de distancia, cosa de respeto. Ella ya no preguntaba lo que yo quería tomar, simplemente se acercaba a saludar y luego anotaba unos monigotes inentendibles en su libretita de pedidos que supuestamente decía café mokka y luego de cruzar unas breve frases entre nosotros se retiraba. Ese día fue distinto porque en el momento en que Angela se retiraba hacia adentro, en las mesas de afuera del café del lado se sentó ella, vestía un hermoso traje rojo de esos que rara vez uno suele ver por estos dias, exactamente ese vestido rojo que el cine hollywoodense utiliza para estereotipar al señor de los infiernos, una pequeña carterita que depositó en la silla junto a ella, esperó, sin mirar hacia adentro a que saliera alguien a tomar su orden, traía una agenda la que abrió y se puso a anotar cosas que a cada segundo se volvían más y más de mi interes. ¿amor a primera vista?. no creo en eso, pero probablemente como ella deben haber muy pocas por estos dias, tenía un cabello liso que caía hacia atras, era verdaderamente hermosa. De pronto reacciono, tomó su carterita y la abrió deprisa, sacó un telefono celular almeja, miró la pantalla y sonrió. Contestó y se puso a hablar; en ese momento salía un mesero viejo, de bigotes negros y gruesos, se dio cuenta de que la mujer hablaba por telefono celular así que espero a una distancia para no importunar. Ella comenzó a reir quizás por las cosas que decía la voz al otro lado del telefono, dejó ver su sonrisa perfecta y en ese momento me di cuenta que como ella no existía otra mujer. Me comenzaba a motivar por primera vez la idea de conocer gente de la calle, acercarme quizás y decirle cuan bella era, pero de pronto noté que era extremadamente cursi si hacía eso así que tomé el diario y comencé a hojear, pero no podía concentrarme, pasaba por las hojas sin prestar atención a lo que decían las noticias. Cerré el diario y me di cuenta de que ella conversaba con el mesero quien anotaba en su agendita el pedido, de pronto el mesero dijo algo y ella le soltó una sonrisa, probablemente le hiso notar lo hermosa que se veía. Que ganas de estar en los zapatos del bigotudo. Cuando el mesero se marchó hacia adentro en busca de la orden ella bajó la vista y se encontró, por primera vez, con la mia, me dio vergüenza y miré hacia otro lado rapidamente tratando de no mirar por unos minutos en esa dirección. Pensé que fue muy notorio lo que hice y me sentí como un tonto. Miré hacia la puerta del café en donde estaba yo y venía saliendo Angela con la tacita humeante de mokka, traté de dirigir mi pensamiento hacia lo divertido que se veía Angela tratando, con su cadera abrir la puerta de vidrio sin dejar caer la bandeja en donde traía el mokka, cuando llegó a mi lado pusó la tasa en la mesita de vidrio adornada con un pequeño mantel de color amarillo. Me preguntó como iban las cosas, y le dije que todo normal; era lo mismo de siempre, cruzarse preguntas y respuestas sin demasiado interes de mi parte por responderlas ni ella de escucharlas, era más por guardar el protocolo, ella era la que me atendía cada día. Me dijo que si necesitaba cualquier cosa le hiciera señas y saldría, yo le agradecí la buena voluntad, luego se marchó hacia adentro del café. Me concentré en ella mientras acercaba la tasita a mi boca y bebía el humeante cafe sabor chocolate, unos momentos después levantó la vista hacia mi y la mantuvo unos segundos, yo no pude hacer lo que había hecho minutos atrás y me quedé pegado a sus ojos que en este momento comenzaban a resultarme familiares al punto de una familiaridad diaria. Eso no lo entendía...

*

Hace poco llegué de un viaje de tres meses a mi querida ciudad, no hay nada como estar en casa. Extrañaba todo de alguna u otra manera, en especial, por las tardes pasar al café a tomar uno bien cargado para no decaer junto al atardecer que comienza a apagarse junto con el sol y la gente que muestra cansancio en sus rostros. Será cercano a las cinco y treinta o incluso un cuarto para las seis cuando encontré una mesita que, aunque no era la que frecuentemente usaba con mi marido, no quitaba el insentivo para que me tomara una humeante tasa en mi café preferido. No me fue complicado volver al trabajo puesto que en esa oficina las cosas no cambia así que retomé mis cosas tal como si no me ubiese ido de vacaciones. Me pareció haber visto un nuevo conserje pero nada que realmente modifique la atmosfera de la oficina. Tomé asiento y dejé mi pequeña carterita roja en la silla del lado. Casí lo olvido, tengo que anotar los compromisos que tendré los próximos dias con los nuevos clientes, ojala que no sean delos típicos viejos verdes que tratan de aprovecharse de ti invitandote a cenar una de estas noches o peor aun, de esos viejos prepotentes y machistas que creen que porque tu eres mujer eres tonta y tratan de apocarte lentamente, a pesar de lo que piense de ellos, yo se lo que hago y no me dejo intimidar, digamos que en muchos aspectos yo soy bien feminista al punto de ignorar y apocar al hombre en algunas oportunidades y lamentablemente caigo en el error de generalizar y pensar que todos son cortados por la misma tijera. terminé mis anotaciones y veo una anotación siempre presente que se me venía encima cada vez más: mi aniversario de matrimonio en tres dias, ojala la sorpresa estuviera lista para aquel dia, desde antes de venirme que estaba organizando este evento para que nada saliera mal, era algo sencillo pero llevaba mucho trabajo, además, él no tenía que sospechar nada o sino podría echarse todo a perder, ya que es muy perseguido en esos aspecto, creerá que estoy teniendo una aventura con Jorge, un colega que me esta ayudando a montar todo esto... está sonando mi teléfono celular, no lo había notado. ¿quien será?. hablando del rey de roma, Jorge, hablo con él, me cuenta que tuvo unos problemillas con Victoria, su esposa, así que tuvo que contarle sobre la sorpresa para que no malentendiera, me causo risa y le dije que no había problemas mientras mi marido no se enterera, me contó que fuera de eso todo iba como ella lo había pedido que faltaban unos detalles y todo estaría listo para mañana lo que me alegró de mucho. Colgué y al darme vuelta estaba frente a mi el mesero, un sujeto joven que parecía entrado en edad por su grueso bigote, me preguntó que me serviría luego de decirme buenas tardes con una voz dificil de asociar a su apariencia, le dije que quería un cafe mokka y el sujeto anotó asistiendo con la cabeza sin pronunciar palabra, al terminar me dijo de forma simpática que ojala que entendieran adentro su letra ya que era nuevo en esto, me hiso reir y luego se retiró, en ese momento bajé la vista y noté a un extraño sujeto en el cafe de junto, estaba sentado solo, al dejar caer mi ojos en él hiso un movimiento muy chistoso y rápido lo que evidenció que me miraba hace un rato, trató de cambiar la vista hacia otra dirección, me quedé mirandolo atentamente pero este ahora estaba mirando a la niña que le traía el cafe que, con sus caderas trataba de abrir la puerta de vidrio, al salir levantó la tacita de la bandeja y la depositó sobre la mesita. Luego de eso comenzaron a conversar, la niña de pie y él no la miraba, le respondía sin despegar los ojos de lo que estaba haciendo, endulzar su cafe. Luego de unos minutos la niña se retiró y él se quedó solo y al levanta su taza sus ojos volvieron a caer sobre mí, en esta oportunidad causaron un efecto extraño, ya no era una curiosidad chistosa ni mucho menos simpática, era algo más profundo, algo dificil de explicar, yo conocía a ese hombre pero no logro acordarme de donde...

*

en la noche, al llegar a mi casa nos volvimos a encontrar, sentimos exactamente lo mismo que habiamos sentido en el momento en que subimos de la mano al altar...

[feliz cumpleaños http://cubito-de-hielo.blogspot.com]

4.4.07

Rancho de peinetas

hace más de 7 semanas que no como nisiquiera un pedazo de cucaracha asada y todo por culpa del maldito de mi perro que me hiso acompañarlo a comprar cepillos de dientes para cada uno de sus primos que se encontraban en un hospital en donde alojaban hace 1 año, en la recepsión un travesti vestido de monje vendía helados a buen precio, de esos con sabor a charquicán del que tanto me gusta, pero como estaba satisfecho puesto que recién había comido una peluza que habia encontrado en el asiento trasero del taxi que nos llevó a jamaica porque en realidad nos fuimos volando, le compré una salchicha que me tiré de cabeza en el pasto, era un excelente día en que llovia con la violencia suficiente para que las gotas me quemaran. él es roberto, ¿como no lo vas a conocer?, es prima de mi abuela, si prima, porque antes se llamaba leslie y usaba un sombrero de paja, con la que el primer chanchito construyó su casa y el lobo no pudo derrivar y se metió por la fuerza con contingente policial y apostaron en el poker cuando federico se compraba un yate que lo llevaría a una isla desierta en donde ni los huesos quedaban de robinson. Es anecdotico pensar como mi profesor siempre me protestó que yo sacara 7 en las pruebas de embarazo, y eso que soy hombre, pero sentía en mi guata que un gusano pataleaba tratando de salir por algún lado, me despertó curiosidad y me mató porque yo tengo complejo de gato. Él se llama Roberto, trabaja vendiendo monedas a 20 boletas, es una ganga yo pienso, ya que, en todos lados suelen venderlas a 300 cuchuflis rellenos de hilado 9, de ese que pesa 6 gramos y no tiene nada que ver con la carrera de enfermería en la que trabaja la vaca rodolfa, aquella madre preocupada de sus hijos al punto de venderlos por cocaína en el persa, que en esos tiempos era administrado por un turco de nombre extraño que nisiquiera yo puedo recordar, dicen que se lo tragó la tierra, dicen que se lo comió una ballena que estaba escondida detrás de un grifo, dicen que lo golpeó un gordo que estaba tan flaco que nisiquiera parecía que fuese humano, era verde como un extraterrestre pero las muestras de ADN dicen todo lo contrario, hablan de una raza que habita en las profundidades más misteriosas del mar, en donde habitan esos peces con luces en su frente, esos peces tan hermosos y misteriosos que se parecen a Roberto, Roberto, el hijo del torero que murió atropellado a la entrada del rodeo, y que ese día sería removido de su rol y pasaría a vender cuchuflis en las tribunas para poder comprar monedas en la esquina de Furgoneta con Sanchez, a Sanchez nadie lo conoce, simplemente se les ocurrió ponerle así y Furgoneta se debe a que en 7 años más chocaría una Furgoneta que acababa de salir al mercano de marca Sanchez. Marta encontró en su casa mucha lana y se puso a tejer una casa del porte adecuado para meter su corazón azul de realeza e invitar a Penelope a tomarce unas galletas y comer cerveza de un país en donde jamás se había hecho cerveza, les encantaba juntarse por las tardes a fumar y conversar de la vida, compraban una cajetilla, pero sin cigarrillos y los prendian, pero no tenían que prender así que comenzaban a prenderle fuego a la pasta de dientes y saltar por la casa bailando la macarena...

¡¡VIVA AMEREIDA!!

[generado por psico-contusion mental]